Sabrosos mejillones gallegos rellenos.

Durante nuestra estancia en Saint Pol de León en la Bretaña, en agosto de 2009, disfrutamos de los Moules-frites o mejillones acompañados de patatas fritas, en casa de nuestros primos, y reconozco que fue una experiencia muy agradable, dado que estos pequeños mejillones se comen a una velocidad increíble, atendiendo a su tamaño tan reducido y a su agradable y suave sabor.
Me llamó la atención que los franceses degustan a estos moluscos, utilizando sus pequeñas valvas a modo de pinza natural, mojando las patatas fritas en la rica salsa.En el pasado curso académico, nuestra E.U.R.L de la UDC invitó como ponente, al Director General de Relaciones Exteriores y con la Unión Europea, Jesús María Gamallo Aller con la finalidad de impartir una conferencia magistral sobre la Unión Europea, y la repercusión de sus acciones en nuestra Comunidad Autónoma (Galicia).

Tengo que confesaros que los mejillones gallegos fueron objeto de una pregunta que le planteé a Jesús María Gamallo, haciendo referencia a un interrogante que muchas veces nos planteamos los gallegos, y es si realmente sabemos vender u ofertar la excelencia de nuestros productos naturales ante el resto del mundo, y de una manera especial, ante nuestros socios europeos en la UE.

Me llamó la atención la respuesta de nuestro Director General cuando nos aportó un dato muy curioso, y es que en Europa, nuestros sabrosos mejillones, no son del agrado culinario y de la enorme aceptación que tienen los Moules-frites. Estos deliciosos moluscos lamelibranquios de lindos y vivos colores, y de un delicioso sabor intenso a mar, los mejores mejillones del mundo en cuanto a calidad y saludables propiedades culinarias, provocan cierto rechazo en nuestros socios europeos, especialmente en Bélgica y en Francia.

Me viene a la memoria una hermosa frase de Gaspar Melchor de Jovellanos que aporté a mis alumnos al inicio de este curso académico en la asignatura de Políticas Sociolaborales, y que hace referencia a la instrucción sin barreras–Educación–, y estoy convencido que dentro de las estrategias de marketing externo que deberían aplicar nuestras empresas, y sobre todo nuestros gobernantes para dar a conocer las excelencias de nuestros productos naturales en Europa, debería ir mixturada en cantidad generosa, y como aderezo especial, una especia denominada, apuesta por un cambio cultural, en las costumbres culinarias de nuestros vecinos más próximos.
Quede bien claro que no se trata de imponer costumbres a nuestros vecinos y socios europeos, sino de compartir costumbres, sabores, aromas y colores.

La incorporación de este aderezo o especia culinaria–metafóricamente hablando– no es obviamente una tarea baladí, sino que los esfuerzos encaminados a conseguir un cambio en las costumbres gastronómicas de nuestros socios europeos, requieren de mucho cariño, dedicación, esfuerzo, y sobre todo voluntad de vencer, con la convicción de que lo gallego es símbolo de gran calidad.

Estoy absolutamente convencido de que si los franceses y los belgas saben sacarle el máximo beneficio turístico a sus Moules-frites, en Galicia, con la calidad y la excelencia de nuestras patatas y de nuestros mejillones, nuestro pueblo también puede copiar las buenas ideas, y aportar buenas dosis de imaginación–habelas hainas– para que al pronunciar la palabra Galicia los jugos gástricos de nuestros socios europeos se pongan en agradable, y apetitosa acción.

¿Es la instrucción pública el primer origen de la prosperidad social?

Sin duda. Esta es una verdad no bien reconocida todavía, o por lo menos no bien apreciada; pero es una verdad. La razón y la experiencia hablan en su apoyo.
Las fuentes de la prosperidad social son muchas; pero todas nacen de un mismo origen, y este origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió, y a ella todas están subordinadas. La instrucción dirige sus raudales para que corran por varios rumbos a su término; la instrucción remueve los obstáculos que pueden obstruirlos o extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas fuentes. Abrir todos sus senos, aumentarle, conservarle, es el primer objeto de la solicitud de un buen gobierno, es el mejor camino para llegar a la prosperidad. Con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella todo decae y se arruina en un estado.

Memoria sobre educación pública, o sea tratado-teórico práctico de enseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de niños.Valldemosa, 1801-1802
Gaspar Melchor de Jovellanos.


Ingredientes:

1 Kg de mejillones frescos de Galicia.
100 gramos de jamón ibérico picadito.
Una cebolla grande.
Pan rallado.
Un diente de ajo rojo.
Harina (la necesaria).
Leche entera (la necesaria).
50 gramos de mantequilla.
Perejil picadito.
4 hojas de laurel.
Un poquito de vino Fino Tío Pepe o vino de Rueda Solea.
Aceite de oliva virgen extra.
Sal.

Preparación:

1.- Comenzamos cociendo los mejillones–al vapor– con un poco de agua fría, laurel y sal gruesa hasta que se hayan abierto por completo. Escurrimos bien el agua, retiramos los mejillones de sus valvas, y reservamos las necesarias para rellenarlos posteriormente.

2.- Picamos muy bien el jamón ibérico y reservamos.

3.- Picamos bien la cebolla y el diente de ajo rojo, añadimos una pizca de sal, y comenzamos a pocharlos a fuego lento en una tartera con poquito de aceite de oliva virgen extra y la mantequilla, durante unos 10 minutos.

4.- Limpiamos bien los mejillones y los picamos en trocitos pequeños.
5.- Cuando la cebolla esté bien pochadita, incorporamos el jamón y lo salteamos durante un par de minutos.
6.- Incorporamos un poquito de vino Fino o vino de Rueda Solera, subimos la temperatura y removemos poco a poco hasta que se consuma el alcohol.

7.- Incorporamos los mejillones, y rehogamos durante unos tres minutos para que nos aporten su sabor especial, con aromas del Atlántico a nuestros ingredientes.

8.-Incorporamos inicialmente varias cucharadas de harina, y rehogamos nuestros ingredientes durante 4 minutos con la finalidad de formar posteriormente una salsa bechamel, cuando incorporemos la leche entera.

9.-Comenzamos a incorporar poco a poco la leche y vamos removiendo lentamente con una cuchara de madera hasta obtener el grado de cremosidad deseado.
10.-Picamos abundante perejil y lo incorporamos a la salsa bechamel.

11.-Probamos la salsa y corregimos el punto de sal si fuera necesario. Removemos muy bien la salsa bechamel hasta integrar nuestros ingredientes y el perejil de manera homogénea.

12.- Dejamos reposando nuestro sabroso relleno durante un par de minutos, y comenzamos a rellenar una de las valvas de cada mejillón de forma generosa, pero no en exceso.

13.- Rebozamos cada mejillón (valva) relleno en pan rallado, y comenzamos a freírlos, en abundante aceite de oliva virgen extra a temperatura moderada hasta que vayan adquiriendo un bonito color doradito.
14.- Los situamos en una fuente sobre papel absorbente.
Nota: También podéis preparar los mejillones rellenos en el horno, y el resultado será exquisito y sobre todo, más saludable.
La preparación de estos sabrosos mejillones de nuestras hermosas, e incomparables Rías Gallegas se la dedico con afecto a Jesús María Gamallo Aller, Director General de Relaciones Exteriores y con la Unión Europea, por su buen talante, por su buen hacer como profesor Universitario y sobre todo, por su generosidad hacia nuestra Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de la Universidad de A Coruña.
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